Imaginen su cochera inundada de sobres de correspondencia. Remitentes que no conocen llegan todos los días, a todas horas. Un mundo de basura adornaría la puerta de nuestra casa. Incluso las oficinas no se escaparían. Encontrarían la forma de enviarnos publicidad no deseada hasta nuestro lugar de trabajo. Esto mismo sucede en nuestras bandejas de entrada de correo electrónico. Todos los días encontramos mensajes publicitarios que no hemos solicitado. Incluso invitaciones a utilizar alguna especie de servicio. El clásico “Quien te elimino del MSN”. Y ahora con las redes sociales, “conoce quien ve tu perfil”. ¿Cómo es posible que me manden correo electrónico si nunca he dado mi correo? Una pregunta que probablemente pensaríamos. Lo peor del caso es que si decidimos comprar algún producto o servicio la mayoría de estos correos electrónicos son fraudulentos. Desde hace de miles de años ha existido la publicidad. En Babilonia se encontró una tablilla de arcilla con inscripcione...
Haz una pausa conmigo y déjame que te cuente.