En las relaciones de pareja el egocentrismo siempre quiere tomar partido de una u otra forma. Pretendemos hacernos dueños de nuestra pareja, de su tiempo, gustos y preferencias matando lentamente su individualismo, su personalidad y su alegría por vivir. Irremediablemente se convierten en nuestras sombras. Es como si nos encontramos en nuestro camino con una hermosa flor, la anhelamos y deseamos tenerla cerca de nosotros todos los días a como dé lugar. Decidimos cortarla, la admiramos y egoístamente pensamos que la protegemos poniéndola en agua para que perdure más tiempo su belleza. Sin lugar a dudas perdurara más pero su lenta agonía, llegara el irremediable otoño artificial directo de nuestras manos y pondremos fin a su aroma, a su color. Habremos aniquilado una bella flor, convertiremos un pedacito de vida en una marchita esperanza.
Alguna vez en algún momento de nuestra existencia hemos cometido este error. Cortamos la vida o nos arrancan la nuestra y lentamente nos marchitamos de cualquiera de las dos formas. Nuestro egoísmo no nos deja ver, se imponen nuestros deseos autodestructivos que alcanzan ferozmente a quienes nos rodean. Necesitamos tener a la persona amada para “poder” vivir u obligarla vilmente a que nos necesite. Entre muchas luchas de poder, de explosiones de egolatría nos encontramos frente a frente con nuestra realidad descubriendo que lo que deseabas era egoístamente solo para ti, jamás reflejaba el verdadero amor por las personas, animales, naturaleza, en fin en todo aquello que te rodea. Era un concepto erróneo de amor transmitido quizá por nuestros padres, amigos, por los medios de comunicación, las melodías nefastas y por la sociedad misma.
Las lecciones de la vida nos ayudaran a comprender el verdadero amor que se asoma a diario pero es esencial bajar la guardia, sacudir nuestro egocentrismo, abrir nuestra mente y corazón a los cambios sin lastimar a los demás, sin sentirnos culpables. Toma el pincel y colorea aquel lienzo que espera por ti ,tiñelo de confianza, esperanza y amor. Seguramente crearas una verdadera obra de arte jamás antes vista. No necesitaras cortar una flor, no necesitaras cortar tus sueños y anhelos. Sabrás que el amor en esencia lo respiras, esta en cada rincón, en cada uno de nosotros, en cada detalle que emana de tu ser. Entonces cuando te digan “no te necesito para nada” alégrate por esta persona porque ha comprendido más allá de un vago concepto del amor, está en la antesala de la felicidad, es un proceso digno de admirar y reconocer. En otras palabras, esta floreciendo con colores nuevos y radiantes como las flores que se mantienen firmes en la fértil tierra del amor. Mientras tanto “no l@ necesites para nada… prefierel@ para todo”.
Con especial dedicación, para ti Claudia. Gracias por tan bellos momentos.
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