Ir al contenido principal

Un zombi menos

El tiempo es relativo, nuestros sueños también. Pretendemos cada año ser mejores, poniéndonos retos, metas y creando proyectos. Al finalizar vemos el trayecto de 365 días y descubrimos que solo comenzamos bien las tres primeras semanas de enero y paulatinamente enfriaremos cada mes nuestros fervientes deseos de año nuevo. ¿Qué paso con ese entusiasmo de hacer las cosas?, ¿solo fue la alegría colectiva temporal de fin de año? o acaso ¿fue un pretexto para enfiestarnos y saciarnos del suculento bufet? ¿puede ser el capitalismo? no lo sé. Quizá, lo descubriremos en las siguientes líneas, días o meses. Solo espero que no tardes demasiado.

Existen grandes ideas y proyectos que nacen en ese momento. La convicción nace y se hace presente. Las murallas se tornan en pequeños obstáculos que hasta un niño podría brincar. Nos sentimos fuertes y nuestras expectativas son grandes. Creemos que lo podemos hacer. Confiamos en nosotros mismos dejándonos guiar por nuestra convicción y la creencia que todo es posible, ya sea para mejorar nuestra salud, cambiar algún mal habito, desarrollarnos profesionalmente, equilibrar nuestras emociones, entre otras muchas cuestiones. Sin embargo, transcurre el tiempo, los días y los meses posponiendo lo planeado, disipando nuestros sueños. Creo que nadie nos dijo que sería fácil o al menos creímos que no sería difícil.

La constancia y disciplina son factores de cambio. Practicarlos y llevarlos a cabo, siempre será un reto a diario. ¿Acaso no vale la pena lograr lo que deseamos? -lo vale. Con ello nos conectamos con el universo, naturaleza, con nuestros semejantes y sobre todo con nuestro ser. Tener un propósito en nuestra vida, cambia la percepción de la misma. Podremos admirar nuestro entorno, la vida misma. Incluso, pareciera que viéramos zombis que pasan a nuestro lado (aquellas personas sin rumbo fijo y adormiladas por no decir muertas en vida). ¿No las ves? entonces podrías ser uno de ellos. ¡Sacúdete!, toma aire. Comienza allanando tu camino, proponte superar tus retos, miedos y sobre todo seguir tus sueños. Rompe los esquemas, paradigmas y viejas raíces que te mantienen inmóvil. La vida es un gran regalo, no la desperdicies.

Celebrar el año nuevo, debe de ser primordialmente, el resumen exitoso del año que se va. Hablar de éxito, no siempre tiene que ver en lograr todos nuestros anhelos, sueños y proyectos. Sino también en superar las adversidades y los retos mismos que la vida nos propuso. Saber que en nosotros radica la fortaleza que todo lo vence, que todo lo transforma. Dios nos ha confiado esa fuerza, el amor que todo lo nutre. ¿Qué te hace falta entonces? -Creer. Eso sin lugar a dudas dará sentido tu vida y disfrutaras hasta, aparentemente, de las pequeñas maravillosas cosas.

En la última cena del año, el comer las 12 uvas y disfrutar de su sabor, con la cómplice sonrisa que este año será aún mejor, será un dulce deleite. Mientras que el sonido de las copas será el guiño del adiós del buen año que se acabó. Haz que valga la pena vivir, tienes 365 días más para transformar el mundo entero. No dejes de soñar y despierta para admirar lo que tu esfuerzo y dedicación pudo lograr. 

Mis Mejores deseos hoy y siempre.

Comentarios

  1. No hay que esperar el fin de año para realizar las acciones en la vida; las decisiones se tiene que tomar de manera pracmática. No obstante, pueden pasar mucho tiempo; pero hasta que no te concilies con lo que eres..., nunca tendrás lo que quieres.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Reconocer y conocer lo que tienes, lo que eres. Tus defectos y virtudes. Algo así...

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Cavernicola digital

Dicen que cada día es una nueva oportunidad para despertar. Para reencontrar el camino y otras pocas para morir. Sin embargo, estos días he visto una estela de muerte, de flores marchitas. Definitivamente no es por el invierno sino por nuestra actitud hacia la vida. No existe el respeto. Mucho menos la esperanza. Vivimos en un mundo virtual, donde los horrores cotidianos están de adorno en algún lugar de nuestros muros. Pasan desapercibidos como si fuera algo normal. Leemos a diario los asesinatos, corrupción, actos de bullying, violaciones, enfrentamientos, en fin, un sin número de situaciones que lejos de ser erradicadas pareciera que nos aferramos a esas toneladas de basura. Nuestra percepción de la vida ha cambiado, gran parte debido a la tecnología que hoy consumimos. Estamos viviendo en una era virtual que poco a poco nos absorbe convirtiéndonos en lo que alguna vez fueron nuestros ancestros: Cavernícolas Percibo a la juventud, encerradas en sus cuevas con ventanas digita...

El Patito feo

Este relato trata de un cortometraje cruel y racista sobre un cisne que nace, por alguna extraña razón, junto a una cría de patos. Un clásico contemporáneo escrito por Hans Christian Andersen , donde la  vida prematura de un pequeño cisne es teñía de claroscuros. Desprecios y arrebatos recibía de su propia familia por ser físicamente diferente a ellos, haciéndolo sentir miserablemente feo. El adjetivo se lo adjudicó en la historia o por lo menos en la mayoría del cuento. El pequeño patito feo, como el autor lo nombra,  se veía desplazado por su “familia”. Su  autoestima  estaba por los suelos. Mi Reflejo no es hermoso como el de mis hermanos patos, es por ello que mi madre no me quiere , pensaba. Finalmente, la madre decide abandonarlo a su suerte. La historia no termina ahí, el patito tuvo que pasar aún más experiencias traumáticas, entre salvar su vida de depredadores y llevarse la desilusión de encontrar una “madre” de juguete flotando en un lago, de esos que ...

Sin rueditas

Unos de los placeres que tengo, aparte de admirar los atardeceres, es andar en bicicleta. Me hace sentirme libre, recrea mi mundo, me convierto en un aventurero cuando ando por nuevos lugares. Descubro lo maravilloso que es mi ciudad mientras pedaleo lentamente. Me agrada sentir el cansancio en mis piernas después de una larga ruta. Sin embargo siempre me queda la sensación que aun quiero más. Es como si fuera una forma de expresar mis sentimientos, pensamientos y algunas veces mis frustraciones. Para mi resulta una buena terapia de relajación, una honesta conversación con Dios y conmigo mismo.  Una noche mientras regresaba a casa, recordé mi primera bicicleta. Era de un color “torna azul”, así la conocí por papá, hacía referencia al color porque en ciertos ángulos donde reflejaba la luz, pareciera que cambiara de tonalidad con una especie de destellos metálicos. Simplemente hermosa como ninguna. Era una bicicleta tipo freestyle, marca Fox si no más recuerdo, con sus prote...