Luces, villancicos, aromas, oraciones pero sobre todo el espíritu navideño se han difuminado al pasar de los años. Recuerdo las reuniones convocadas por las vecinas en nuestros barrios. Esperábamos que callera la noche para disfrutar de una bonita convivencia con amigos, vecinos, familiares e incluso desconocidos. Sana y deliciosa. Llena de buñuelos, tamales, champurrado, luces y colores. Era un deleite de armonía y paz. En la calles se percibía la época navideña, con sus múltiples y brillantes adornos alusivos a esta fiesta. Incluso participábamos con la familia en el armado del pino, en el adorno de nuestra casa. Era como una especie de competencia, queríamos ser los mejores de la cuadra. Los más creativos. Los niños pequeños aún tenían la ilusión de poder ver alguna vez a Santa. Imaginaban su trineo volar sobre sus techos entregando los regalos que previamente habían pedido mediante una carta depositada en el buzón de Santa. En el centro y plazas de nuestra ciudad se respiraba la alegría y el entusiasmo por aquella pronta llegada del niño Jesús. Qué decir de la planeación de la cena navideña, las señoras pasaban días antes de ponerse de acuerdo del banquete que servirían. Cabe mencionar, que no a todos les gustaba la navidad. Para algunos era motivo de nostalgia y tristeza. Pero aun así aquellas épocas eran diferentes.
Vuelvo al presente y compruebo el contraste de aquellos años. La esperanza y la ilusión han sido mermadas por la falta de valores, crisis económica, inseguridad, incluso por el abuso de la tecnología. La apatía por estas fechas se hace visible. Las personas literalmente viven al día. Deambulan por las calles como si no existiera diciembre y sus posadas. Pasan desapercibidos los pocos destellos que quedan en nuestra ciudad. Vendedores de temporada han declarado un considerable descenso en sus ventas año con año. Incluso algunos grupos de personas quieren prohibir la pirotecnia para evitar los sustos de gratis, con eso que están de moda las balaceras. Nuestros jóvenes desconocen el valor de estas fechas. A todo le ponen precio, caso concreto el signo de pesos $. Solo esperan regalos costos y fuera de serie. Lo peor, a los niños se les pregunta directamente: ¿Qué quieres que te compre en navidad? Omitiendo lo “tedioso” de fomentar la ilusión y buenos valores, comprando con obsequios la felicidad.
Debemos de inculcar que las cosas materiales, no son las cosas que hacen la navidad, sino la unión de la familia. El compartir y convivir sanamente con nuestros semejantes. Por lo menos la paz debe de reinar dentro nuestros hogares. Creo que estas fechas son buen pretexto para perdonar y reconciliar. Tod@s tenemos una historia, raíces, sistema de creencias y costumbres, mantenerlos es una tarea de constantes recordatorios a nuestra conciencia. Tomar como instantáneas, aquellas cosas que tienen valor y desenraizar aquellas actitudes que no nos dejan ser libres. Nunca es tarde para volver a empezar, disfruta de un nuevo nacimiento esta navidad y no permitas que pase desapercibida. Que la ilusión y la esperanza te invadan para deslumbrar un nuevo porvenir.
¡Di no a la NADAvidad!
Felices fiestas.
¡Di no a la NADAvidad!
Felices fiestas.
Buen texto sam, creo que en estas fechas muchas personas son apaticas del glomour navideño sabiendo que no cuesta nada...
ResponderEliminar