¿Cuantos de nosotros ha instalado un programa de prueba y al finalizar el periodo, buscamos la manera de activarlo para poder continuar trabajando normalmente? Tal vez muchos alzaríamos la mano. Encontraríamos en el todo poderoso Google alguna solución que nos guie para la activación del producto. Otro posible escenario seria, cuando nos instalan algún paquete de software activándolo de manera ilícita (pirata) y aun así, pagamos por ese “servicio”. Hoy en día escasean las personas que basan su comportamiento dentro del marco de legalidad. Abunda la piratería y para la fortuna de muchos, la encontramos literalmente fácil, incluso muchas veces sin pedirla. Existen muchas razones del por qué las personas la adquieren, puede ser por falta de cultura, poder adquisitivo, por el placer de no pagar, entre otros. Razón por la cual, los gobiernos en conjunto con las empresas privadas afectadas por este fenómeno, han llevado a cabo propuestas y reformas para tratar de minimizar el consumo ilegal de sus obras. Tal es el caso como, la muy sonada “ley SOPA” por sus siglas en el inglés Stop Online Piracy Act (Acta de cese a la piratería en línea).
Este año, como en otros he tenido la fortuna de conocer personas que al cabo de algún tiempo se convierten en mis amig@s. Tal es el caso de Juan Fernández, un joven y talentoso animador de 3D. Lo conocí en la dependencia donde laboro. Realizo un taller para los jóvenes laguneros sobre modelado de 3D. Tuvimos varias pláticas, en su mayoría tecnológicas y otras tantas sobre proyectos emprendedores. Me llamo la atención las ganas y empeño que tiene por sobresalir, de realizar trabajos de calidad. Pero no solo eso, sino que es un joven que cuida su moral con respecto al uso de software y servicios con licencia. Me conto, que sus programas que utiliza para realizar sus trabajos se encuentra legalmente instalado. Incluso compra productos en línea en AppStore para descargarlos a su iPod, que por cierto este no está hackeado. Su música la baja de internet de forma legal, es decir paga por ella hasta $15 pesos por melodía. ¿Quién rayos hace eso? - algunos de ustedes preguntaría. Debo de confesar, que esta actitud se encuentra escasa en el medio que me desvuelvo. Hoy en día, las tecnologías de la información y comunicación han facilitado a los usuarios adquirir y distribuir grandes volúmenes de datos legales y no legales. Sin embargo no es justificación para no pagar aquello que es de uso privativo.
Todos, de alguna manera, cuidamos nuestra moral en alguno de los múltiples escenarios de nuestra vida. Acertamos en unos y fallamos en otros. Sin embargo, deberíamos tener congruencia. Las decisiones y elecciones que tomamos deben ser hechas bajo conciencia. Nuestra convivencia y comportamiento con los demás siempre dejara entre ver nuestra moral. El decidir no pagar y usar un software pirata, no es cuestión de ahorro sino de ética.
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