Ir al contenido principal

Amor platónico

¿Cuantos de nosotros hemos crecido con la idea que durante nuestra instancia en este mundo, amaremos a alguien inalcanzable?. Un amor imposible. Un sueño que nunca podrá ser realidad. Aquella persona idealizada quien nunca corresponderá nuestro amor. Se convierte en muchos de los casos en un amor enfermizo generando frustración, ansiedad, inclusive rabia y obsesión. Consecuencias del amor platónico que la sociedad ha definido como tal.  Sin embargo al querer recordar si yo tuve un amor platónico descubrí que fue totalmente diferente. Tenía escasos 10 años de edad. Mi maestra de piano, una mujer delgada, alta, rubia y con ojos verdes. En primera instancia me había cautivado su físico al no ser muy común entre mis maestras. Era algo “novedoso”. Se caracterizaba por ser muy paciente y cariñosa en su clase. Tocaba sencillamente hermoso. Y lo mejor, también nos cantaba. Era de aquellas  maestras amorosas que hoy escasean. Las lecciones de piano las hacía con tremenda carga de alegría. Incluso aun mi madre guarda una foto donde aparece ella y yo. No recuerdo a verle pedido una foto a la maestra. Pero mi madre insiste a que yo le dije que me sacara una foto con ella. Cada vez que asistía a su clase salía muy satisfecho por todas las notas que conjugaba haciendo una verdadera melodía de mi vida. Admiraba su belleza en todas sus formas.

El amor plantónico como lo define precisamente Platón, filósofo griego,  “es una elevación filosófica de la manifestación de una idea hasta la contemplación de la misma, que varía desde la apariencia de la belleza hasta el conocimiento puro y desinteresado de su esencia. Es una forma de amor y amistad en que no hay un elemento sexual.” En esa esencia es cuando el verdadero amor nos transforma. No hace dar. No llena de alegría. Besamos con el corazón, escribimos con pasión. Es una carga de energía renovable. Manantial de esperanza.  Es ese amor que limpia el materialismo del mundo. Es regalar una sonrisa desinteresada. Es creer que todo se puede lograr. Admiraremos por fin el esfuerzo de una hormiga, el vuelo del pájaro, la sombra del árbol, la frescura de la noche. El viento del norte. Donde al final, nos une en hermandad y nos acerca a Dios. ¿Por qué entonces no aprendemos amar? Desperdiciamos tiempo en aprender otras cuestiones, que por lo general, son cosas pasajeras y vanas. ¿A caso aún no te has dado cuenta que a nuestro mundo le hace falta mucho, pero mucho amor?

Después de todo, aquella maestra de piano quedo en el pasado, nunca me sentí triste por ello. Al contrario, alegría de haberla conocido y haberme enseñado, a mi corta edad, a amar, con el ejemplo mismo de su propia vida. Simplemente ella brillaba. Creo que amaba todo lo que hacía. Era en esencia un alma desnuda.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cavernicola digital

Dicen que cada día es una nueva oportunidad para despertar. Para reencontrar el camino y otras pocas para morir. Sin embargo, estos días he visto una estela de muerte, de flores marchitas. Definitivamente no es por el invierno sino por nuestra actitud hacia la vida. No existe el respeto. Mucho menos la esperanza. Vivimos en un mundo virtual, donde los horrores cotidianos están de adorno en algún lugar de nuestros muros. Pasan desapercibidos como si fuera algo normal. Leemos a diario los asesinatos, corrupción, actos de bullying, violaciones, enfrentamientos, en fin, un sin número de situaciones que lejos de ser erradicadas pareciera que nos aferramos a esas toneladas de basura. Nuestra percepción de la vida ha cambiado, gran parte debido a la tecnología que hoy consumimos. Estamos viviendo en una era virtual que poco a poco nos absorbe convirtiéndonos en lo que alguna vez fueron nuestros ancestros: Cavernícolas Percibo a la juventud, encerradas en sus cuevas con ventanas digita

Sin rueditas

Unos de los placeres que tengo, aparte de admirar los atardeceres, es andar en bicicleta. Me hace sentirme libre, recrea mi mundo, me convierto en un aventurero cuando ando por nuevos lugares. Descubro lo maravilloso que es mi ciudad mientras pedaleo lentamente. Me agrada sentir el cansancio en mis piernas después de una larga ruta. Sin embargo siempre me queda la sensación que aun quiero más. Es como si fuera una forma de expresar mis sentimientos, pensamientos y algunas veces mis frustraciones. Para mi resulta una buena terapia de relajación, una honesta conversación con Dios y conmigo mismo.  Una noche mientras regresaba a casa, recordé mi primera bicicleta. Era de un color “torna azul”, así la conocí por papá, hacía referencia al color porque en ciertos ángulos donde reflejaba la luz, pareciera que cambiara de tonalidad con una especie de destellos metálicos. Simplemente hermosa como ninguna. Era una bicicleta tipo freestyle, marca Fox si no más recuerdo, con sus protector

El Patito feo

Este relato trata de un cortometraje cruel y racista sobre un cisne que nace, por alguna extraña razón, junto a una cría de patos. Un clásico contemporáneo escrito por Hans Christian Andersen , donde la  vida prematura de un pequeño cisne es teñía de claroscuros. Desprecios y arrebatos recibía de su propia familia por ser físicamente diferente a ellos, haciéndolo sentir miserablemente feo. El adjetivo se lo adjudicó en la historia o por lo menos en la mayoría del cuento. El pequeño patito feo, como el autor lo nombra,  se veía desplazado por su “familia”. Su  autoestima  estaba por los suelos. Mi Reflejo no es hermoso como el de mis hermanos patos, es por ello que mi madre no me quiere , pensaba. Finalmente, la madre decide abandonarlo a su suerte. La historia no termina ahí, el patito tuvo que pasar aún más experiencias traumáticas, entre salvar su vida de depredadores y llevarse la desilusión de encontrar una “madre” de juguete flotando en un lago, de esos que usan los cazadores