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Candil en tu perfil oscuridad en inbox.


Ahora que tan de moda se encuentran las redes sociales esta historia trata en el “como” nos relacionamos dentro de este universo virtual. Es un estilo de vida donde nuestro mundo son las interconexiones a través de diferentes dispositivos móviles. Ya sea una laptop, tableta o teléfono inteligente. Cada vez pasamos más tiempo dentro de ellas. Cuidamos cada detalle, cada comentario.  La foto de perfil es lo básico. Ahí donde los muros hablan, al responder la pregunta “Qué estás pensando” y en automático tecleamos cualquier cosa que se nos ocurra. Lo que estamos comiendo, el clima, un berrinche, un antojo, una foto, un reclamo, enlaces, videos, encuestas, criticas, rompimientos….en fin, muchas cosas que hoy podemos compartir al mundo entero o por lo menos a nuestra lista de 2000 mil “amigos”.

Los jóvenes son los más enganchados. Pasan horas alimentado a esta nueva especie de tamagochi cibernético que pide cada vez más y más atención cuando aquella mega lista de amigos aumenta. La ansiedad se manifiesta por estar al pendiente de este “pequeño” come tiempo. Privándonos de la vida real. De las cosas que nos rodean.  Nuestros nombres se han convertido en una especie de marca como si de una empresa se tratase. Nos vendemos de la mejor manera posible. La mayoría de nosotros no somos mercadologos, ¡pero que bien nos salen las campañas publicitarias!. Escribimos cosas que la gente le gusta escuchar. Algun@s aprovechan los atributos físicos y saturan sus muros con fotografías inclusive por muy ridículas que parezcan, siempre encontraran el lado “bonito” de su autorretrato.  Mientras  Otr@s publican a diario frases motivadoras que puedan atraer algún deprimido para apapacharl@ o simplemente para mostrar algo de cultura.  Que decir de aquel chico que agrega a diestra y siniestra amigas, solo para “robarles” sus fotos públicas para hacer una mega colección de Playmates y alardear con sus amigos. También  aquella persona que se mantiene enterado de todo lo que acontece en los muros ajenos. Que por cierto, el suyo esta descuidado. Escribiría muchos ejemplos más pero no quisiera perder la esencia del mensaje.

Estamos tan inmersos en esta tendencia tecnológica y creemos ciegamente en esta nueva forma de “relacionarnos”. Sin embargo perdemos la capacidad de sociabilizar en el plano físico. Nos avergüenza hacer las mismas cosas que realizamos en nuestro muro. Somos incapaces de escuchar y dar algún consejo en vivo y a todo color. Incluso aquel personaje de las frases bonitas, no recuerda ninguna que pudiera compartir en una charla bajo la luna a lado de su pareja. Pero eso no es todo, lo que reflejamos en nuestro muro no es en esencia el verdadero yo. He visto cómo evolucionan las redes sociales, las herramientas de privacidad, las aplicaciones para entretenernos, como son los juegos, horóscopos, encuestas, etc. Incluso tenemos diferentes formas de conectarnos. No hay pretextos para no estar.

En contraste, Las personas más allá de crecer dentro de las redes sociales, su desarrollo humano se deteriora cada vez más. No somos capaces de aceptarnos. Ni si quiera en el plano virtual. Adornamos nuestro muros con tantos elementos posibles para evitar que vean nuestro verdadero yo. Como la tecnología se adapta, rápido encontramos una salida. Los mensajes privados o mejor conocidos como inbox. Ahí donde el torrente de incongruencia circula de manera bilateral. En ese momento deberías responder a la pregunta “¿Qué estás pensando?”. Si despertaras y lo entendieras. Tal vez los muros serian diferentes. Y reflejarían en esencia quien realmente eres. Tendrías una oportunidad de conocer y que te conozcan tal cual eres. Probamente fomentarías una relación autentica. Y sobre todo no darías tantos ME GUSTA.

Nota: En México al hablar de redes sociales, es sinónimo de Facebook.

Comentarios

  1. La nueva era de la tecnología nos ha llevado a ser pensadores digitales donde parte de nuestro ser que queda escrito en ese espacio digital que muchas veces es irreal.

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