Ir al contenido principal

¿Qué haríamos sin Internet?


Todo comenzó en la década de los 60´s, cuando el departamento de defensa de los Estados Unidos planteó el desarrollo y construcción de la primera red de computadoras, con el objetivo de accesar a información militar desde cualquier punto del país, en caso de una invasión Rusa. Poco a poco esta red de computadoras fue creciendo  a pasos agigantados y las universidades comenzaron a adoptar esta tecnología con fines totalmente educativos. En la década de los 80’s queda totalmente constituida como el internet y para algunos le llamaban el “ciberespacio”.

Hoy en día, millones de personas “gozamos” de esta tecnología y la hemos convertido en un estilo de vida. Muchísimos son los usos que le damos al internet, desde un mensaje de texto hasta una compra en línea o desde la descarga de una canción hasta la discografía completa, o tal vez, desde una pequeña consulta en el todo poderoso GOOGLE, hasta una enciclopedia virtual. Tan inmenso es este universo digital, que no completaríamos con nuestra vida descubrir todo lo que ahí se encuentra.

Aún recuerdo cuando no teníamos internet, mi madre se sentaba a mi lado con la enciclopedia de historia y juntos buscábamos en aquellas páginas amarillentas la tarea, acompañados con las tradicionales galletas de animalitos y vasos de leche fresca. Al final plasmaba a puño y letra la respuesta en mi libreta cuidando detalladamente la gramática y la ortografía. Al anochecer disfrutaba de aquel disco que mi padre con esmero había buscado en varias tiendas departamentales, con el único fin de regalármelo el día de mi cumpleaños. Despertaba en la mañana siguiente al sonar mi escandaloso despertador y a lado de él, una hoja finamente doblada por la mitad con la leyenda: “el desayuno está listo, nos vemos en la tarde, tu madre que te quiere”.

Ahora nada es igual, las charlas de persona a persona son cortas y de poca atención interrumpidas por aquella alerta vibrante-sonante. En las escuelasel aprendizaje y reflexión, son mermados por el “Copy /Paste” o  el “pegar/copiar”. Creemos que nuestras relaciones son más “autenticas” a través de informales diálogos escritos en aquellas ventanas de chats (Programa computacional para el intercambio de texto, voz y video)  fomentando la extinción de nuestro idioma español.  Es entonces cuando debemos de reflexionar en la respuesta a la pregunta: ¿Qué haríamos sin el internet?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cavernicola digital

Dicen que cada día es una nueva oportunidad para despertar. Para reencontrar el camino y otras pocas para morir. Sin embargo, estos días he visto una estela de muerte, de flores marchitas. Definitivamente no es por el invierno sino por nuestra actitud hacia la vida. No existe el respeto. Mucho menos la esperanza. Vivimos en un mundo virtual, donde los horrores cotidianos están de adorno en algún lugar de nuestros muros. Pasan desapercibidos como si fuera algo normal. Leemos a diario los asesinatos, corrupción, actos de bullying, violaciones, enfrentamientos, en fin, un sin número de situaciones que lejos de ser erradicadas pareciera que nos aferramos a esas toneladas de basura. Nuestra percepción de la vida ha cambiado, gran parte debido a la tecnología que hoy consumimos. Estamos viviendo en una era virtual que poco a poco nos absorbe convirtiéndonos en lo que alguna vez fueron nuestros ancestros: Cavernícolas Percibo a la juventud, encerradas en sus cuevas con ventanas digita

Sin rueditas

Unos de los placeres que tengo, aparte de admirar los atardeceres, es andar en bicicleta. Me hace sentirme libre, recrea mi mundo, me convierto en un aventurero cuando ando por nuevos lugares. Descubro lo maravilloso que es mi ciudad mientras pedaleo lentamente. Me agrada sentir el cansancio en mis piernas después de una larga ruta. Sin embargo siempre me queda la sensación que aun quiero más. Es como si fuera una forma de expresar mis sentimientos, pensamientos y algunas veces mis frustraciones. Para mi resulta una buena terapia de relajación, una honesta conversación con Dios y conmigo mismo.  Una noche mientras regresaba a casa, recordé mi primera bicicleta. Era de un color “torna azul”, así la conocí por papá, hacía referencia al color porque en ciertos ángulos donde reflejaba la luz, pareciera que cambiara de tonalidad con una especie de destellos metálicos. Simplemente hermosa como ninguna. Era una bicicleta tipo freestyle, marca Fox si no más recuerdo, con sus protector

El Patito feo

Este relato trata de un cortometraje cruel y racista sobre un cisne que nace, por alguna extraña razón, junto a una cría de patos. Un clásico contemporáneo escrito por Hans Christian Andersen , donde la  vida prematura de un pequeño cisne es teñía de claroscuros. Desprecios y arrebatos recibía de su propia familia por ser físicamente diferente a ellos, haciéndolo sentir miserablemente feo. El adjetivo se lo adjudicó en la historia o por lo menos en la mayoría del cuento. El pequeño patito feo, como el autor lo nombra,  se veía desplazado por su “familia”. Su  autoestima  estaba por los suelos. Mi Reflejo no es hermoso como el de mis hermanos patos, es por ello que mi madre no me quiere , pensaba. Finalmente, la madre decide abandonarlo a su suerte. La historia no termina ahí, el patito tuvo que pasar aún más experiencias traumáticas, entre salvar su vida de depredadores y llevarse la desilusión de encontrar una “madre” de juguete flotando en un lago, de esos que usan los cazadores