Ir al contenido principal

Aire sabor esperanza.


Cuantos de nosotros hemos tenido la sensación de volver a empezar. Ese sentimiento que nos paraliza y nos hace reflexionar. ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Para qué estoy en esta vida? En fin muchos cuestionamientos que nuestra mente fabrica. Pero no es más que el estado de “inconformidad” en el que nos encontramos. Es decir, lo que hemos hecho con nuestra vida, las elecciones realizadas, los errores todo esto aunado a una baja autoestima. En ese momento llega un tsunami de sentimientos, uno tras otro. Coraje, rabia, tristeza, melancolía, frustración y si sigo así la lista sería toda una calamidad.

Este es el inicio de un nuevo comienzo.

Nadie dijo que la vida sería fácil, a diario tomamos decisiones, algunas muy fáciles y otras tantas difíciles. Desde que nos levantamos, escogemos que nos vamos a poner. Que desayunar. La ruta que tomaremos. En fin. Todo el día es de decisiones. Incluso elegimos enojarnos, frustrarnos o lo más difícil… ser felices. En esta transición hacia la “luz” como algunos la definen. Nos encontramos en un cuento donde la tinta de color no existe. Solo tonos grises. Pero es normal. -Pensarían muchos-. Y si, realmente es normal. Es parte de la búsqueda de aquel camino que seguramente nos llevara a ver la luz de un nuevo amanecer.

En el momento que descubrimos un nuevo sendero, sabremos que el comienzo será difícil, pues llevamos con nosotros la carga anterior (elecciones hechas) que durante el viaje iremos desechando. Reflexionaremos lo que realmente importa. Lo que tiene valor. Estaremos tentados a renunciar, o como quien dice a “tirar la toalla”. Sin embargo esa es la sensación que produce la resistencia al cambio. Tendremos que abrir nuestra mente y llenar de pasión a nuestro corazón. Como el vuelo de las águilas, abre tus alas, y surca el cielo.  Entre más cosas desechemos más ligero será nuestro ascenso. Y desde las alturas veremos un panorama increíblemente abrumador. Hablo obviamente el que se encuentra justo detrás. No tardaras en reaccionar y  volverás tu cabeza al horizonte, donde una ráfaga de esperanza te sacudirá.

El momento de elegir.

Te encuentras en medio de la nada, atrás has dejado parte de tu vida. Hoy has construido un nuevo camino, un nuevo plan. Sin embargo el trayecto será largo y nada fácil. Y lo peor, no ves que hay detrás de aquellas montañas, adornadas con algunas sombras que las nubes producen. Es más largo el trayecto que tienes enfrente que el que acabas de dejar. Tienes que tomar una decisión. Renunciar a alguno de los dos. Algunos optan por quedarse parados, en medio de la nada. Como si esperaran un aventón. ¿De que serviría entonces tanta energía invertida? ¿Tanta reflexión? Somos criaturas maravillosas, llenas de pasión y misterio. Nacimos para ser y hacer felices. No te quedes varado, continúa a paso firme. No te sientas solo. Pues muchos como tu han elegido comenzar nuevamente.

Al final del camino.

Nuestro camino se va tornando de tonos grises a colores intensos y detrás de aquellas montañas se encontrara lo que tu corazón anhelaba. Lleno de vida y alegría. ¡Pero cuanta felicidad! Podrás escuchar a tus pensamientos decir. Toma aire, toma tus pinceles, y llena de colores intensos toda tu vida. Y aunque la lluvia venga, el color no se caerá, pues es tan espeso y pesado como el camino que tuviste que recorrer para alcanzarlos. Aquí no sea acaba la vida. Si tan solo caminaras más allá del lienzo, descubrirás que en el borde, hay una nueva aventura. Un sueño que seguir. Un caminar más que andar.

No te detengas. Lo has hecho bien. No mires hacia atrás. Saborea la esperanza que rosa en tu rostro. Es la mano de Dios que te motiva a seguir.

Saludos! 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cavernicola digital

Dicen que cada día es una nueva oportunidad para despertar. Para reencontrar el camino y otras pocas para morir. Sin embargo, estos días he visto una estela de muerte, de flores marchitas. Definitivamente no es por el invierno sino por nuestra actitud hacia la vida. No existe el respeto. Mucho menos la esperanza. Vivimos en un mundo virtual, donde los horrores cotidianos están de adorno en algún lugar de nuestros muros. Pasan desapercibidos como si fuera algo normal. Leemos a diario los asesinatos, corrupción, actos de bullying, violaciones, enfrentamientos, en fin, un sin número de situaciones que lejos de ser erradicadas pareciera que nos aferramos a esas toneladas de basura. Nuestra percepción de la vida ha cambiado, gran parte debido a la tecnología que hoy consumimos. Estamos viviendo en una era virtual que poco a poco nos absorbe convirtiéndonos en lo que alguna vez fueron nuestros ancestros: Cavernícolas Percibo a la juventud, encerradas en sus cuevas con ventanas digita

Sin rueditas

Unos de los placeres que tengo, aparte de admirar los atardeceres, es andar en bicicleta. Me hace sentirme libre, recrea mi mundo, me convierto en un aventurero cuando ando por nuevos lugares. Descubro lo maravilloso que es mi ciudad mientras pedaleo lentamente. Me agrada sentir el cansancio en mis piernas después de una larga ruta. Sin embargo siempre me queda la sensación que aun quiero más. Es como si fuera una forma de expresar mis sentimientos, pensamientos y algunas veces mis frustraciones. Para mi resulta una buena terapia de relajación, una honesta conversación con Dios y conmigo mismo.  Una noche mientras regresaba a casa, recordé mi primera bicicleta. Era de un color “torna azul”, así la conocí por papá, hacía referencia al color porque en ciertos ángulos donde reflejaba la luz, pareciera que cambiara de tonalidad con una especie de destellos metálicos. Simplemente hermosa como ninguna. Era una bicicleta tipo freestyle, marca Fox si no más recuerdo, con sus protector

El Patito feo

Este relato trata de un cortometraje cruel y racista sobre un cisne que nace, por alguna extraña razón, junto a una cría de patos. Un clásico contemporáneo escrito por Hans Christian Andersen , donde la  vida prematura de un pequeño cisne es teñía de claroscuros. Desprecios y arrebatos recibía de su propia familia por ser físicamente diferente a ellos, haciéndolo sentir miserablemente feo. El adjetivo se lo adjudicó en la historia o por lo menos en la mayoría del cuento. El pequeño patito feo, como el autor lo nombra,  se veía desplazado por su “familia”. Su  autoestima  estaba por los suelos. Mi Reflejo no es hermoso como el de mis hermanos patos, es por ello que mi madre no me quiere , pensaba. Finalmente, la madre decide abandonarlo a su suerte. La historia no termina ahí, el patito tuvo que pasar aún más experiencias traumáticas, entre salvar su vida de depredadores y llevarse la desilusión de encontrar una “madre” de juguete flotando en un lago, de esos que usan los cazadores